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BLUSHING: cuando sonrojarse duele

27 noviembre, 2013 17 comentarios

Blushing - cuando sonrojarse duele

Dr. Enrique Jadresic Marinovic:  Sitio Web: https://www.facebook.com/groups/52249468666/

“El rubor facial patológico es un sufrimiento que se vive en silencio”

El psiquiatra es el primer médico en Chile y el mundo que aborda el tema del sonrojo a través de su libro “Blushing. Cuando sonrojarse duele”, publicado en español en julio de este año. El especialista, quien padeció este trastorno, recomienda la operación aunque también es partidario de intentar previamente un tratamiento con medicamentos.

DR. Enrique Jadresic Marinovic

El doctor Enrique Jadresic, psiquiatra de Clínica Las Condes y académico de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, es especialista en sicopatologías de la mujer tales como trastornos psiquiátricos perinatales, depresión y climaterio. Sin embargo, existe otro tema por el cual también ha sido destacado: rubor facial patológico (RFP).

El mismo Jadresic sufrió este trastorno y se trató, obteniendo exitosos resultados. Debido a ello, y luego de evaluar y tratar a muchos pacientes, decidió escribir un libro testimonial el cual tituló “When Blushing Hurts” (“Cuando Sonrojarse Duele”), publicado en EE.UU. en noviembre de 2008. “Investigando descubrí que en el mundo existía sólo un libro escrito sobre el tema por un médico, y que ese libro había sido publicado en 1839”, comenta el profesional. “De allí que decidí publicarlo en inglés, porque pensé que podía tener trascendencia más allá de nuestra fronteras”, agrega. Recientemente fue publicado en español, y está disponible en Chile desde julio de este año, con el título de “BLUSHING. Cuando Sonrojarse Duele” (Uqbar Editores, 2009).

Es que sonrojarse efectivamente puede hacer sufrir a algunas personas y los médicos no le han dado la importancia que realmente requiere cuando se torna muy frecuente, intenso o se genera de manera inmotivada. El psiquiatra cuenta que el rubor facial patológico es un padecimiento traumático para aquellos que lo msufren y que una solución eficaz les puede cambiar por completo la vida. “Este es un tema ignorado por la medicina y que no se verbaliza. Es un sufrimiento que se lleva en silencio”, asegura Jadresic, quien al mismo tiempo recomienda la operación de esta patología para los casos más severos o cuando han fracasado otros tratamientos.

“Yo sé lo que es sufrir al ponerse rojo por todo. En la universidad no me atrevía a hacer preguntas en clases, y por mucho tiempo no quería ir a lugares públicos, porque me podía encontrar con alumnos o pacientes, cosa que automáticamente me hacía sonrojarme. Y no es que me diera vergüenza, sino que al revés: el sonrojarme, algo completamente incontrolable, y muy desagradable, sobre todo cuando eres figura de autoridad, me daba vergüenza”, confiesa el doctor.

Sin embargo, existen varias posibles soluciones para esta patología y eso es lo que el especialista le quiere transmitir a los pacientes que sufren de rubor excesivo, el cual a veces puede acompañarse de incremento de la sudoración. En una entrevista con SAVALnet, Enrique Jadresic nos detalla los tratamientos alternativos para este tipo de trastornos, las ventajas y desventajas de los mismos y algunas experiencias que han vivido sus pacientes.

¿El rubor facial patológico es una enfermedad biológica o se desencadena por un problema psicológico? 
Es controvertido. No está dilucidado totalmente si es una enfermedad o no. Yo propongo que al menos sea considerado un síntoma mórbido. Ruborizarse en normal, pero hacerlo por todo no. O sea, ponerse rojo por hablar por teléfono, porque dijeron tu nombre o porque te encontraste con alguien en la calle puede hacer sufrir y ser limitante. He atendido a pacientes que dejaron el colegio y terminaron dando exámenes libres. O bien a sujetos que tienen 40 o más años y son solteros porque les cuesta abordar a una mujer porque se sonrojan. A su vez, otros rechazan estupendas oportunidades de ser promovidos a un puesto superior en el trabajo. Entonces esto es complejo, sobre todo en una sociedad competitiva e individualista como la de hoy.

Debido a esto escribí el libro, aunque muchos pensaron que sólo interesaría a unos pocos porque se trataba de un tema menor. Y no es así. El año pasado escribí un artículo en el blog del British Medical Journal con el título “Medicine has ignored patients whose blushing hurts” (“La medicina ha ignorado a los pacientes cuyo sonrojo les duele”) y durante dos semanas fue el segundo artículo más popular. ¿Por qué? porque yo tocaba un tema del que nadie había hablado y que afecta a muchos. Este es un tema que no se verbaliza; de hecho, el 90% de los pacientes que consultan llegan por Internet porque normalmente no se atreven a consultar a sus doctores. Al preguntarles si lo han conversado con sus familias, la gran mayoría responde que ni siquiera le han contado a sus parejas, o familiares más cercanos, pese a llevar 10, 20 o 30 años con el trastorno.

Pero cuando se tratan, viven más relajados. Entonces, originalmente lo principal es biológico y las consecuencias son psicológicas. La personalidad, y las características del ambiente en que se criaron, por cierto, influyen, pero fundamentalmente es un problema biológico con consecuencias psicológicas. Y la prueba está en que los pacientes que se tratan, o se operan, dejan testimonios conmovedores; la evidencia muestra que, en general, la calidad de vida les mejora notablemente.

¿Qué porcentaje de pacientes necesita cirugía? 
Lo primero que quiero recalcar es que ruborizarse es normal. Si la expectativa del paciente es quedar blanco y erradicar por completo el rubor, está absolutamente equivocado. De hecho, yo mismo me operé y me sigo ruborizando, pero la diferencia es que antes lo hacía todas las semanas y ahora tres o cuatro veces al año. Es decir, el objetivo es disminuir la intensidad y frecuencia del rubor, no desprenderse de él por completo.

La operación es un tratamiento que se utiliza en casos de RFP severo y cuando ya se han tratado otras estrategias antes. Por lo general, uno intenta primero con medicamentos o con psicoterapia. En el libro hay un capítulo entero dedicado a las opciones terapéuticas. La psicoterapia cognitivo-conductual es el tratamiento más elemental, pero desgraciadamente en Chile hay pocos especialistas dedicados a esta modalidad terapéutica y prácticamente ninguno abocados a tratar el RFP desde esta perspectiva. En realidad es un tratamiento que ha demostrado eficacia limitada, pero que existe y se puede probar. Luego están los medicamentos, que es lo que yo recomiendo que prueben la mayoría de los pacientes antes de operarse. Éstos son bastante efectivos, pero no son de acción inmediata, demoran 2 o 3 meses en actuar. Y tienen el inconveniente de que, por lo general, deben ser usados de por vida. En cambio la operación es de resultados inmediatos y después te olvidas. Entonces aparece como una solución muy mágica y seductora, pero también tiene inconvenientes.

¿En qué consiste la operación? 
Aunque no soy cirujano, básicamente consiste en introducirse a través de la axila y seccionar el cordón simpático que desciende internamente a ambos lados del tórax. Porque el sistema nervioso tiene dos partes: una que se relaciona con los actos voluntarios y otra parte que es independiente de uno, que es el sistema nervioso autónomo. Este último cuenta con el sistema simpático y otro denominado parasimpático. Los pacientes que sufren de RFP tienen un sistema simpático hipersensible que se activa por estímulos mínimos. Entonces seccionando este nervio, que tiene vinculación con el rubor y la sudoración, logras que los pacientes no se ruboricen, o lo hagan en un grado mucho menor. Es un procedimiento que dura aproximadamente 20 minutos y toda la operación dura menos de una hora.

¿Cuáles son las complicaciones de la operación y sus efectos secundarios?
Las complicaciones derivadas de la anestesia. También existe un 1% de probabilidad de que se te caiga el párpado. Eso se llama síndrome de Horner, porque se puede pasar a llevar un ganglio. Afortunadamente es poco frecuente, yo he visto un caso. En cuanto a los efectos secundarios a largo plazo hay dos: uno, que se te secan las manos, lo cual obliga a echarse crema dos o tres veces al día. Pero al lado del beneficio, es un costo menor. El otro efecto secundario que sí es más molesto es que al operarte dejas de transpirar en algunas zonas y, en cambio, en otras transpiras en exceso. La razón es que el sudor es un mecanismo para eliminar calor, el cual ahora se tiene que eliminar por otro lado. Entonces se transpira más en otras partes del cuerpo, por ejemplo la espalda. Para algunos ese es un efecto poco tolerable. De hecho, recuerdo el caso de una paciente que se arrepintió de la operación porque se le hizo intolerable la sudoración compensatoria. Y recuerda que es irreversible. Por lo tanto, los que transpiran mucho muy probablemente tendrán sudoración compensatoria y por lo tanto deben pensarlo mucho antes de operarse.

¿Quiénes consultan más por esta enfermedad, hombres o mujeres? 
Es igual, no hay diferencias por sexo. Lo que sí hay es un elemento familiar. El 50% de los pacientes relata tener antecedentes de rubor facial o de hiperhidrosis en los familiares de primer grado, es decir, padres, hermanos o hijos.

¿Han medido la calidad de vida de los pacientes post operación? 
En el libro hay dos gráficos: uno que demuestra los resultados que percibió un grupo de pacientes después de tomar medicamentos y otro después de la operación. De los primeros, ninguno dijo que la ayuda había sido nula. Es decir, con los fármacos todos se beneficiaron en algún grado y ninguno tuvo problemas. Además, en caso de problemas puedes suspender los medicamentos. En cambio la operación es irreversible y, como señalamos, tiene sus invonvenientes. Sin embargo, el nivel de satisfacción fue notoriamente más alto en el grupo de pacientes que se operó.

¿Como psiquiatra, usted prefiere recetar medicamentos o terapias alternativas? 
Yo soy médico y sigo la racionalidad científica. Si yo compruebo que pararse tres veces al día de cabeza es útil, puede que le indique al paciente que lo haga. Y no tengo prejuicios, pero a mí me tienen que demostrar que el tratamiento funciona. He visto pacientes que han buscado superar su RFP con flores de Bach, reiki, hipnoterapeutas, curanderos, astrólogos, psicoterapias psicoanalíticas prolongadas, programación neurolinguística, etc. y no se han sanado. Quizás usted me puede decir que los que se han curado no han venido a mi consulta. Puede ser, pero no creo. Si me pregunta, lo que yo puedo demostrar es que los pacientes que han recibido medicamentos y los que se han operado, tienen resultados positivos en un alto porcentaje.

Categorías: Fobia social